Horas después de ser ahorcado, el corazón del faquir seguía latiendo, sus pulmones alentando débilmente... Un mes más tarde mostraba resistencia a ser enterrado. De algún modo, aún muerto, el faquir era capaz de simular todas sus funciones vitales.
Agradecemos que los comentarios se refieran a la entrada. También puedes dejar en ellos tus minificciones o relatos. No se publicarán URLs, ni intercambiamos enlaces.
Te lo dije antes y te lo digo ahora.
ResponderEliminarEsta mini me gusta mucho, mucho.