El viento, como un cartero diligente, me trae un papel. Con letra despareja alguien pide auxilio. Pero el viento no conoce al remitente, y juntos compartimos una angustia inútil y destemplada.
Lo más hermoso de la ficción es que las cosas, a las que siempre miramos como "cosas", adquieran dimensión humana. Ese viento es todo un personaje con carga emocional.
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Un relato inquietante y angustioso Olga. Como bien dice Javi, qué lujo tenerte en el blog.
ResponderEliminarLo más hermoso de la ficción es que las cosas, a las que siempre miramos como "cosas", adquieran dimensión humana. Ese viento es todo un personaje con carga emocional.
ResponderEliminarGracias, chicos, para mí es un gusto estar aquí, en tan buena compañía.
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