A los negros esclavos del delta les callaron la voz, pero ellos hicieron sonar (y soñar) al viento entre los campos de algodones. Inventaron el Blues. Inventaron el Jazz.
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La libertad del alma se logra siempre, por más rejas y cadenas que le pongan al cuerpo (algo que nuncan entenderán los carceleros).
ResponderEliminarEl fantasma que arrastra sus cadenas no coincide contigo, Olga. Yo sí.
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