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sábado, 29 de noviembre de 2008

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Apartó los ojos del fuego. Luego los dejó reposar cinco minutos más antes de llevarlos a la mesa.

4 comentarios:

  1. Nadie sospechó cuán peligroso fue decirle a la niña "échale un ojo a la comida".

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  2. Hay comidas que entran "por los ojos". Buena ficción, Javi.

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  3. Me planteé si publicarla o no por lo que tiene de morbosilla. Pero como aquí todos somos un poco morbosillos, pues adelante!.
    Gracias Lola, gracias Manuel.

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