Al tirar la piedra sobre el canal el niño miró -entre asombro y satisfacción- a la luna, herida en su reposo, rompiéndose en mil pececillos plateados y hambrientos en torno a una carnaza.
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Magnífica imagen Manuel, y no me refiero a la de la foto... que también es buena.
ResponderEliminarBello.
ResponderEliminarPerdona que no encuentre otra palabra mejor.
Un saludo.