CURIOSIDAD DIVINA
La máquina estaba ahí, con su redondo y brillante botón. El dedo de dios hizo lo que no debía hacer: lo oprimió.
ADICCIONES INZOOPORTABLES
—Puedo soportar que traigas el trabajo a casa, pero a la cama ¡no! —le dijo la esposa al dueño del zoológico.
CONFESION
Yo soy lectora. Las palabras que escribo son un espejo.