domingo, 1 de noviembre de 2009

A la velocidad de un tren

"Todo tren de vida acaba en la terminal Muerte." (Olga A. de Linares)

A toda velocidad o surcando lentamente al ritmo del traqueteo la inmensa llanura. El ferrocarril siempre tuvo mucho de magia, y trenes, estaciones y andenes, han sido escenario de películas, novelas y motivo de toda clase de referencias.
Desde el Orient Express hasta los modernos trenes de levitación magnética, cada uno tiene su encanto y mil historias que contarnos.
Presta atención a lo que te dice el tren, y cuéntanoslo a nosotros. Puedes escribir minificciones o tuits hasta 39 palabras, y también minicuentos hasta 300 palabras.
Y todo lo que te sugiera, déjanoslo en comentarios.


~.~

manuel:
Tren de aterrizaje
Si falla el tren de aterrizaje de qué hablamos, ¿de accidente aéreo o ferroviario?

javi_dice:
En tránsito
En los trenes, incluso la realidad es pasajera.

olga: El tren bala, sin compasión alguna, le dispara al horizonte.

oriana:
Tren nihilista
Subimos en una estación inexistente y bajamos en ninguna parte.

Angustia
Un sobresalto la despertó, tuvo la impresión de estár viajando hacía atrás. Luego suspiro aliviada, el tren seguía avanzando, naturalmente.

Elegir bien los trenes
Cualquier tren te deja en ningún lado.

otramaría: La vida pasa, pensó suspirando el tren, por el mismo lugar, todos los días.

Tren de vida
Nuestro tren de vida descarrila sobre rieles inexistentes.

oriana: El tranvía llamado deseo creció hasta convertirse en el tren llamado pasión.

Alta velocidad
En el tren a toda velocidad me viene un pensamiento extraño. Tan extraño que no es mío. Es del pasajero que viaja delante.

34 comentarios:

Oriana P. S. dijo...

Tren nihilista
Subimos en una estación inexistente y bajamos en ninguna parte.

Oriana P. S. dijo...

Tren nihilista II
El humo de la chimenea nos indica el origen del viaje. Nos volvemos parte de él, el viento nos esparce, repartiéndonos en todas y en ninguna dirección.

Oriana P. S. dijo...

Tren nihilista III
Nadie vino a controlarme el boleto que no tenia.

León M. dijo...

El tiempo: vías de ferrocarril que no se juntan, y no se juntarán en el horizonte. Vías de un tren llamado Vida, donde abordo solían viajar respetables personitas, nuestros sueños.

León M. dijo...

Angustia.
Un sobresalto la despertó, tuvo la impresión de estár viajando hacía atrás. Luego suspiro aliviada, el tren seguía avanzando, naturalmente.

Ogui dijo...

Reelaborado
Elegir bien los trenes - Héctor Ranea
Cualquier tren te deja en ningún lado

Javier López dijo...

Cansada
La vieja locomotora se ahogaba con su propio humo.

Alta velocidad
En el tren a toda velocidad me viene un pensamiento extraño. Tan extraño que no es mío. Es del pasajero que viaja delante.

Javier López dijo...

Muchas gracias León, Ogui, encantado de veros participar por aquí.

Javier López dijo...

Ida y vuelta
Regresé en el mismo tren en el que había ido. No me interesaba el destino, tan sólo el placer del viaje.

Javier López dijo...

A lo grande
Murió por impacto de tren bala.

Oriana P. S. dijo...

El tranvía llamado deseo creció hasta convertirse en el tren llamado pasión.

Javier López dijo...

Fantasma
Fui un gran viajero, hasta que descarriló mi tren. Ahora soy pasajero de trenes en vía muerta.

Otramaría dijo...

La vida pasa, pensó suspirando el tren, por el mismo lugar, todos los días.

Javier López dijo...

Precaución
En el tren bala, el revisor pedía el billete de vuelta antes de comenzar la marcha.

Otramaría dijo...

Cambio radical:

Quiero cambiar mi acelerado tren de vida...por una bicicleta, tal vez.

Víctor dijo...

Para no ocupar demasiado espacio (tiene casi 300 palabras) os dejo el link de un viejo relato:

http://realidadesparalelos.blogspot.com/2009/06/tres-minutos.html

Un saludo.

Javier López dijo...

La próxima estación
Vivo en este departamento del tren desde el día que subí y me propuse que sólo bajaría en la próxima estación.
Como subí en primavera, es posible que permanezca en él hasta el próximo verano.

Javier López dijo...

En tránsito
En los trenes, incluso la realidad es pasajera.

Otramaría dijo...

"El amor es pasajero, yo no", se quedó pensando mientras miraba cómo se le iba el último tren.

Manuel dijo...

Tren de vida
Nuestro tren de vida descarrila sobre rieles inexistentes.

Manuel dijo...

Tren de aterrizaje
Si falla el tren de aterrizaje ¿De qué hablamos, de accidente aéreo o ferroviario?

Manuel dijo...

A todo tren
Vivió a todo tren...y murió en consecuencia: atropellado en un paso a nivel.

Manuel dijo...

Tren de vida II
Su vida fue una sucesión de trenes en marcha y estaciones de paso.Sólo una vez tomó tierra: para asistir a su propio entierro.

Manuel dijo...

Expresso de Media Noche
Después de cientos de kilómetros en aquel compartimento por fin rompieron el hielo e iniciaron una fluida conversación. Una cosa llevó a otra.Intimaron.Lástima...Llegaron a la estación.Encontraron a quienes les esperaban pero ambos perdieron su particular tranvía llamado deseo.

Oriana P. S. dijo...

Manuel, qué bonito tu tren de vida. Me ha encantado. Y me causó mucha gracia el del tren de aterrizaje. :)

Muy buenos!

Javier López dijo...

Víctor todavía no te había contestado... Muchas gracias por tu aportación, si te parece publicamos tu cuento con la etiqueta de la serie?
Un saludo!

Javier López dijo...

Aviso previo
El tren descarriló, porque las traviesas hicieron honor a su nombre.

Olga A. de Linares dijo...

Aquella vía no acababa de convencerse de que su romance con el tren era pasajero.

Olga A. de Linares dijo...

El tren bala, sin compasión alguna, le dispara al horizonte.

Olga A. de Linares dijo...

Todo tren de vida acaba en la terminal Muerte.

Olga A. de Linares dijo...

Por vivir a todo tren muchos terminan descarrilando.

Olga A. de Linares dijo...

Las estaciones abandonadas envejecen espiando el horizonte.

Olga A. de Linares dijo...

El furgón de cola resiente ser el último orejón del tarro.

El Griego dijo...

Fantasmas en el Andén

El hijo mayor viajó a Buenos Aires para hacer la conscripción. Cuando salió, buscó trabajo, encontró mujer, se casó y se quedó a vivir en la ciudad. El segundo, que siempre tuvo en la cabeza una bandada de teros, colgó su guitarra al hombro y se fue de gira con un grupito de folklore. No volvió nunca más. La hija, la menor y única, se enamoró de un vendedor de libros que hablaba bonito. Se fue con él a vivir a Santa Fe. A todos sus hijos se los llevó el tren. Y a su esposa, la última en irse, allá por el ’92, cuando al mítico “Estrella del Norte” le quedaba todavía un año de vida. Su mujer duró menos. Antes de subir al tren, ella le pidió que pasara lo que pasara, no abandonase su puesto como Jefe de Estación. Era hombre de palabra, y respetó la voluntad de su mujer. Ella falleció en el quirófano, mientras la operaban del corazón en la Capital.

Don Gregorio se quedó, vive aún en la vieja estación. Por las tardes sale a caminar por el pueblo en compañía de su perro. Las calles están casi siempre desiertas. Don Gregorio mira la nada desde una ventana, en el mismo bar que otrora rebosara de viajantes, turistas que se quedaban a hacer noche allí y lugareños. Ahora es la cueva de un puñado de antiguos ferroviarios, que como Don Gregorio, se han quedado resistiendo.

Está cansado y triste. Todos los que amó ya no están. Ni siquiera el tren, que se los llevó uno por uno. Él también quiere irse. Deja un billete sobre la mesa, se calza la boina de fieltro, y se va a su casa. Esa noche subirá por última vez al “Estrella del Norte” para no volver más.