Gracias por vuestras cordiales y simepre bienvenidas palabras. Como sé que os gustan las pequeñas y grandes historias, este haiku -como la mayoría de los que suelo componer- tiene la suya propia. Y es una historia triste.Y por desgracia, real. Ojalá fuera sólo un ejercicio de nostalgia como apunta Oriana. El caso es que un gran amigo mio atraviesa uno de los peores momentos de su vida. Sufrió un infarto y han tenido que hacerle con la mayor urgencia una complicada y aparatosa operación de trasplante de corazón para salvar su vida. La otra tarde su compañera me avisó de que habían surgido complicaciones durante el trasplante. Yo me temí lo peor.Me pilló por la calle y me senté en un parque. EStaba destrozado. Pero pensé que todo tenía que salir bien, que saldría de ésta...A esto una pareja de jilgueros llegó volando con algarabía a un arbolillo junto al banco. A mí de niño siempre me gustaron los jilgueros. Suelen aparecer en muchos de mis haikus y cuentos (no se si recordáis aquel de Chirimiri del ángel publicado tiempo atrás en Ficcionario ) .
Pensé que estos jilquerillos cantando eran una buena señal, como así fue.Allí mismo en una hoja de periódico escribí este haiku. Se recuperó mi amigo tras la opeación, aunque sigue en estado muy crítico en la UCI.
Es la belleza del haiku, "decir algo sin decirlo". Tal vez lo no dicho comunique más que las palabras, pero - ahí está el asunto- no puede hacerlo sin ellas.
Siguiendo la línea que nació con Minificcionario y continuó en Miniimaginario, Ficcionario es un laboratorio de microliteratura que unifica a los anteriores, en el que pueden participarlos amigos e invitados que lo deseen, dejando sus textos en estos posts como comentarios.
El límite de los textos es de 300 palabras, y se dividirán en las siguientes categorías:
4 comentarios:
Qué bonito, Manuel, que el jilguero siga cantando a través de tus haikús.
La música de los pájaros alegra la vida, sin duda.
Bonito haiku, Manuel.
Tus haikus siempre tienen ese sabor a nostalgia que encanta.
Una preciosidad, Manuel.
Gracias por vuestras cordiales y simepre bienvenidas palabras. Como sé que os gustan las pequeñas y grandes historias, este haiku -como la mayoría de los que suelo componer- tiene la suya propia. Y es una historia triste.Y por desgracia, real. Ojalá fuera sólo un ejercicio de nostalgia como apunta Oriana. El caso es que un gran amigo mio atraviesa uno de los peores momentos de su vida. Sufrió un infarto y han tenido que hacerle con la mayor urgencia una complicada y aparatosa operación de trasplante de corazón para salvar su vida. La otra tarde su compañera me avisó de que habían surgido complicaciones durante el trasplante. Yo me temí lo peor.Me pilló por la calle y me senté en un parque. EStaba destrozado. Pero pensé que todo tenía que salir bien, que saldría de ésta...A esto una pareja de jilgueros llegó volando con algarabía a un arbolillo junto al banco. A mí de niño siempre me gustaron los jilgueros. Suelen aparecer en muchos de mis haikus y cuentos (no se si recordáis aquel de Chirimiri del ángel publicado tiempo atrás en Ficcionario ) .
Pensé que estos jilquerillos cantando eran una buena señal, como así fue.Allí mismo en una hoja de periódico escribí este haiku. Se recuperó mi amigo tras la opeación, aunque sigue en estado muy crítico en la UCI.
Es la belleza del haiku, "decir algo sin decirlo". Tal vez lo no dicho comunique más que las palabras, pero - ahí está el asunto- no puede hacerlo sin ellas.
Gracias.
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