Crecieron juntas, bajo la techumbre de plástico de un invernadero. Desde muy pronto, se había despertado un interés mutuo entre ellas, y habían establecido fuertes lazos de unión.
Meses después, volvían a encontrarse en la ciudad. Pero lo que antes fuera una cálida relación, ahora se había enfriado. Esta vez, la lechuga y la zanahoria eran compañeras de estantería en el armario frigorífico de un hipermercado.
7 comentarios:
Lo que se puede enfriar una relación, seguro que estaban al lado del punto frío de las neveras.
Blogsaludos
Cerca estaban los champiñones, amigo Adivin, poblados por algunos pequeños duendes que por la noche se daban buenos festines con las demás verduras.
Blogsaludos.
A cuánto están los duendes en el supermercado??
Siento defraudarte, Mary. Los duendes no son algo que se compre o se venda, hay que tener la suerte de que los champiñones vengan con ellos ;-)
Ohhhh, yo quería uno para que jugase con mi amigo imaginario ^^
Vaya Mary, me has dejado triste. ¡Habrá que buscarte un duende como sea! :-)
Nada de que preocuparse,quedarán unidas para siempre en la ensalada.
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