sábado, 29 de noviembre de 2008

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Apartó los ojos del fuego. Luego los dejó reposar cinco minutos más antes de llevarlos a la mesa.

4 comentarios:

Lola C. dijo...

Nadie sospechó cuán peligroso fue decirle a la niña "échale un ojo a la comida".

Manuel dijo...

Hay comidas que entran "por los ojos". Buena ficción, Javi.

Javier López dijo...

Me planteé si publicarla o no por lo que tiene de morbosilla. Pero como aquí todos somos un poco morbosillos, pues adelante!.
Gracias Lola, gracias Manuel.

Oriana P. S. dijo...

Típico estilo tuyo. Me encantó.