jueves, 31 de diciembre de 2009

Renovar

Acabo de desempolvar la vitrina en que guardo mis miedos. Ahora lucen como nuevos y yo veinte años mayor.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Mito de la caverna

Todo amor platónico se origina en las cavernas del subconsciente.

Consecuencias

Los libros se volvieron populares luego de la invención de la lectura.

martes, 29 de diciembre de 2009

Tenaz y hecha bolas

Entre maroma y maroma, la cochinilla se extiende para ver si ya ha derribado el muro.

lunes, 28 de diciembre de 2009

El ovillo de la existencia

La vida de aquella vieja costurera pendía de un hilo.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Seis brevísimos marcianos

Ineptitud
A los marcianos sólo les interesaba el agua de la Tierra. Por eso nos invadieron tantas veces. Bueno, en realidad nos invadieron muchas veces porque nunca trajeron suficientes baldes, jarras y palanganas.

Una invasión encriptada
Los marcianos de sangre verde, enemigos de los de sangre amarilla, fueron los protagonistas de las 87ª invasión. Resultó una experiencia terrible, ya que cada marciano ocupó el cuerpo de un terrestre y ni nos dimos cuenta.

La invasión por el éter
Cuando la gente se empezó a suicidar, Herbert Wells lo llamó a Orson Welles y le espetó.
—¿Qué hacés, loco? ¿No te das cuenta que este material no es para cualquiera?
—Justamente, por eso, HG, justamente por eso.

Un fracaso marciano que no quedó registrado
El 28 de diciembre de 2028 se produjo la 54º invasión marciana, pero nadie se dio cuenta porque se utilizaron naves invisibles. Eran tan perfectas que tampoco los marcianos las veían y las destrozaron chocándolas entre sí.

El último fracaso
Los marcianos decidieron no volver a invadir la Tierra el día que murió Ray Bradbury.
—Si no lo logramos hasta ahora —dijo el jefe de la expedición—, ya no lo lograremos.

El último fracaso, esta vez de verdad
Los jefes de la tercera invasión marciana desertaron al descubrir que todos sus parientes muertos ocupaban lugares claves en casi todos lo gobiernos de la Tierra. Hasta Bin Laden y el Papa eran marcianos.

sábado, 26 de diciembre de 2009

Alto

Las estaciones pasaban tan aprisa, que el maquinista frenó y tuvimos diez meses de invierno.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Temores evidentes

Le quedó todo claro. Moriría de miedo a la oscuridad.

Siete brevísimos para despedir el 2009

Proceso
Poco después de ser condenado, el reo alegó en su descargo: —Su pecho se clavó en mi cuchillo mucho antes de que yo lograra retirar mi mano.
—¡Miente! —exclamó el asesinado—. Les aseguro que estaré allí.

Reparaciones
—Alcánceme un verne, Stevenson.
—No hay, London, se acabaron, ¿se arregla con un salgari?
—No, no sirve. A ver, probemos encajando un merritt en el dunsany del bourroughs.
—Ahí va. ¿Funciona?
—No. ¡Maldición! ¡Nos hundimos!

Mal negocio
Heriberto Tremebúndez se compró un kafka de segunda mano, pero no pudo usarlo como perro guardián porque las noches de luna llena se convertía en escarabajo pelotero.

Priapismo vital
Era un hombre duro, inflexible; toda su vida estuvo signada por una monstruosa rigidez. Ni siquiera se ablandó cuando nacieron sus hijos, ganó el Nóbel o viajó a Marte. Sólo el rigor mortis postrero le permitió relajarse un poco.

Una lección de arqueología
El aparato pareció revivir y durante unos breves instantes tuvimos la sensación de estar mirando a través de una ventana abierta al pasado.
Comenté: —Así que estos eran los famosos humanos…

Una cuestión de sentimientos
Rehén de las palabras que forjaba en sus novelas, el escritor se fingió mudo para conquistarla. Ella, ciega, olió el truco, le acarició los labios, le cubrió los oídos con cera y siguió lamiendo su helado.

Recurso extremo
—¿Los androides sueñan con ovejas eléctricas, señor Dick?
—Sólo cuando tienen insomnio —respondió el escritor.

Dedator

«Es cuestión de espulgar» respondió el meñique hambriento al detective que investigaba la desaparición de un panquecillo dejado a la mano.

martes, 22 de diciembre de 2009

Entrega

«Te comprendo, lobo» dijo Caperucita. «En una vida previa yo fui tú y tú fuiste yo. Sé que tienes hambre y no pienso correr.»

sábado, 19 de diciembre de 2009

Reacción

El ave intuye la caída del rayo y vuela, apenas a tiempo para salvarse. Deja atrás un nido humeante con tres huevos cocidos.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Lagunas

Escucha el tren bala los relatos de otros trenes por paisajes memorables y se pregunta por qué él solo recuerda las estaciones.

Tres Haiku de Invierno

.


sólo en la noche
empapado en niebla
sudando frío


jilguerillo yerto
grande, solemne muerte
siendo pequeño


en la negrura
de una menguante luna
Polaris brilla


(dedicados al amigo Ikal Bamoa, preso como yo de la magia del Haiku)


martes, 15 de diciembre de 2009

Asombra

Desde el puente peatonal veo a mi sombra morir atropellada. Revive hecha jirones y me sigue, como si nada.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Tres micros de Sergio Gaut vel Hartman

Asedio
—Esa dama me acosa. —Es tu primera vez, ¿verdad? —dijo el alfil contemplando con afecto al joven peón—. Ya te acostumbrarás.

Aviso Clasificado
Vendo planeta habitado. Excelente estado. Oportunidad única. Línea directa 34672732367.

Náufragos
Odiseo de Itaca, Lemuel Gulliver, Róbinson Crusoe y Tom Hanks naufragan en la misma isla. Se llevan pésimamente mal, hasta que logran coincidir en algo.
—¡Truco!
—¡Mus!
—¡Jaque mate!
—¡Las cuarenta!

domingo, 13 de diciembre de 2009

Intervención armónica

La ópera es una buena cirugía auditiva.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Primario

Hoy que soy planta, me inquieta tu mirada herbívora.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Vestimenta adecuada

El cuentacuentos siempre iba a su trabajo pulcramente encuadernado.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Retirada

Al encenderse la luz, desde la pantalla nos vieron desfilando a casa por orden de desaparición.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Desolados

En las noches sin estrellas vagan los deseos huérfanos.

Destino ineludible

El escritor agonizaba. Los personajes de su obra inacabada sintieron que sus horas también estaban contadas.

martes, 8 de diciembre de 2009

Rehén

Quiéreme ahora. O deshojaré esta margarita.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Pacífico

Resolvió el conflicto armado de paciencia.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Mal entendimiento

—¡Maldigo tu ignorancia!
—¿Y eso qué quiere decir?

Vértigo



No puedo mirarte. Vértigo me da, ese caleidoscopio de tus ojos.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Mal juicio

Le diagnosticaron esquizofrenia. Las voces en su interior pedían una segunda opinión.

Solidario

Ofrecí a la viuda apoyo inmoral.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Introspectivo

Me busqué, pero estaba en paradero desconocido.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Paz

Di por perdida la guerra cuando leí mi nombre entre las bajas de esa batalla.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Tribulaciones florales

Recogió todos los pétalos que le había arrancado a la flor, armándola nuevamente. Seguía dudando.

Acto final

El sol se entregó a ensayar nuevos amaneceres. Algunos fueron anómalos, fallidos o incompletos. Eso ya no importó: no quedaba nadie para verlos.

martes, 1 de diciembre de 2009

En vuelo

El canto de los pájaros también tiene alas.

Afortunadamente...

Miro a mi alrededor y veo mi alrededor. De lo contrario, me preocuparía bastante.

Ausencia

Me invitaron al baile de los soñadores. Lamentablemente no pude acudir, porque me quedé dormido.

Dicha

En tu caricia hay desdén. Ignorante, mi piel se regocija.

domingo, 29 de noviembre de 2009

No pudo ser

Todo esfuerzo fue en vano. Aquel inesperado e insignificante montículo de arena dejado por la rodada se antojaba una montaña para él. Un instinto animal lo empujaba a cruzar el carril bajo el implacable sol del mediodía pero cuando casi conseguía alcanzar un mínimo ascenso, su peso lo hacía caer rodando una y otra vez, aferrándose inútilmente a la resbaladiza arena y haciendo que el montículo fuera perdiendo altura a cada intento. A priori se le allanaba el camino, pero sus fuerzas estaban al límite ya que tenía que invertir un sobrehumano esfuerzo en voltearse sobre sus quitinosas extremidades cada vez que se desplomaba. Ya casi lo había logrado. Tanto esfuerzo y tanta arena desmoronada había hecho desaparecer prácticamente el montículo. Sólo tenía que salvar unos miserables y despejados treinta centímetros de arena para alcanzar la gloria del otro lado. El mismo vehículo que había formado el montículo pasaba de vuelta. No pudo ser.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Consumiéndose

El tiempo es un puente que arde por ambos extremos.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Más

Mientras siga soñándote durará la noche.

martes, 24 de noviembre de 2009

Total

Quedé sordo de ti tras haberte amado a todo volumen. Quedaste ciega de mí tras haberme a todas luces olvidado.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Encrucijadas


Los sueños son encrucijadas de caminos que se aglomeran en vano a las puertas de la vigilia. Despertar es borrar los caminos pero no sus huellas.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Extinto

Tu llanto me extinguió y con el humo empezó la añoranza.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Huellas



La mujer de la bata blanca observaba atentamente a través del visor.
Le resultaba familiar aquel relieve. Y estaba casi segura de haberlo cartografiado alguna vez. Pequeños cerros se elevaban y caían incesantemente formando valles circundados por riachuelos que no desembocaban en ninguna parte, sino que se retorcían y giraban alrededor de ellos sin que pudiera explicarse bien de dónde provenía su flujo.
El jefe Marcial entró en la sala.
—¿Qué opina usted? —le preguntó.
—Yo diría que coinciden —respondió ella con bastante seguridad, sin apartar la mirada del objetivo.
—Monitorícelo —le ordenó, en un tono que denotaba su ansiedad.
Varios hombres más se hallaban en la sala, cuando la teniente de la policía científica dejó de observar a través del microscopio electrónico, para ofrecerles las imágenes en una pantalla colgada de la pared. En ésta empezaron a mezclarse el paisaje recién descubierto con el modelo registrado en la base de datos. Durante unos instantes se superpusieron valles con riachuelos y cimas con laderas, mientras que todos contenían la respiración. Entonces todo pareció encajar.
Cuando las imágenes quedaron perfectamente superpuestas, ambas formaron una única y nítida huella dactilar. No había duda, acababan de dar con el psicópata que había atemorizado durante meses a la población. La orden de busca y captura se transmitió inmediatamente a todos los departamentos.

jueves, 19 de noviembre de 2009

A ver si así

Cansado de no ganarle una sola discusión a mis títeres, construí unos nuevos, sin boca.

martes, 17 de noviembre de 2009

Ya no más

Con notable sangre fría y precisión quirúrgica, el sastre removió uno a uno tres botones. Apenas tocó el cuarto, el abrigo confesó todo.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Miradas


Gilbert GARCIN
Losque le vent viendra 2007

 
miro a tus ojos
y caigo como la hoja
fiel a su otoño.

Sonata fantasmal




Ya no podía soportar más la sonata número 11 de Mozart.
Durante el día yo la ensayaba en el salón de casa, porque tenía que preparar el examen de sexto grado para el Conservatorio. Cuando terminaba, dejaba la partitura sobre el piano, y así estaba preparada para el día siguiente, porque durante ese tiempo no practicaba ninguna otra pieza.
Todo iba bien hasta que el fantasma del abuelo empezó a aparecerse por las noches. Se sentaba en la banqueta del piano e interpretaba la sonata durante horas. Al principio no podía dormir, y aunque con el tiempo conseguí hacerlo a duras penas, los arpegios en La Mayor de la sonata parecían ya embutidos en mi cerebro. El último movimiento, la Marcha Turca, me despertaba sobresaltado si es que antes no lo habían hecho el andante o el minueto.
Así que tuve que tomar una determinación. Y ésta fue tan simple como retirar la partitura una vez que acababa mis ensayos, y guardarla en un armario. Naturalmente, dormía con la llave bien protegida.
Durante unos días mi hogar volvió a la normalidad y pude dormir tranquilo por las noches. Pero al poco tiempo los problemas volvieron. Y aún peor: se agravaron. Ante la ausencia de partituras, el fantasma del abuelo se ha dedicado desde entonces a ejecutar disparatadas improvisaciones.

Al pie de la letra (el taxista fugaz)

—¿Puede esperarme un minuto? —preguntó el cliente al taxista, antes de abandonar el vehículo y tras haber abonado la carrera.
—Naturalmente señor —contestó el conductor.
Un minuto después el taxista miró su reloj y se marchó a toda velocidad.

viernes, 6 de noviembre de 2009

El desierto


"Las caravanas dejan cicatrices en el desierto que el viento se encarga de curar." (Javier López)

Desiertos de arena, de sal, de amor. Espejismos opticos, auditivos, amorosos. Y todas las minificciones que se te ocurran relacionadas con el desierto que no sobrepasen las 39 palabras en comentarios.

Imagen de PrinceVlad tomada de Flickr

~.~

oriana: El desierto es un mar extinto. Los cactus tienen espinas de peces prehistóricos.

nohubounavez: El tiempo es arena. La vida espejismos.

manuel: Todo silencio tiene también algo que decir. Todo desierto, algo que callar.Escuchemos al viento cómo peina sobre la arena infinitos tirabuzones al tiempo .

javi_dice:
Reto
—Te cubriré con asfalto y hormigón —amenazó la ciudad en pleno crecimiento.
—Te enterraré bajo mis arenas —respondió sin inmutarse el desierto.
La ciudad cubrió al desierto en dos décadas. Dos siglos después, desapareció bajo las arenas.

salemo: Quizás sea el amor el espejismo que con más ansias necesitemos encontrar, pero tarde o temprano volvemos a quedar solos, desérticos, cuando nos revela su real condición.

otramaría: La luna se mira a la cara en los espejismos de los desiertos.

santimoskito: Tu cuerpo es un desierto de dunas infestado de escorpiones. Pero también es un oasis que rellena mis fluidos más vitales y cubre mis párpados de paz, y besos silenciosos.

javi_dice:
Triste vapor
Tu cuerpo es el desierto sobre el que se evaporan mis lágrimas.

ikalbamoa: ¿Ser o no ser? Dudábamos. Preguntamos al desierto. Nos dijo «sed».

claudia sánchez: Cada año, al pasar por tu piel, se robaba tu lozanía. Pero a la vez florecía más tu alma.

oriana: Tu voz es un oasis en el desierto de mis silencios.

nohubounavez: En el interior de algunas caracolas se extinguió el mar. Cuando las acercamos al oído se escucha ulular el viento del desierto.

tania hernández arzaluz: Se creía desierto, pero sus arenas eran movedizas.

javi_dice: Tu amor apareció como oasis en el desierto de mi vida. Pero resultó ser espejismo.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Luminaria



Estrella mía
Que en el cielo vagas
Iluminándolo

Atoramiento temporal

Dicen que tengo que tomarme mi tiempo, pero siempre termino atragantándome con los relojes.

Hebras

Si las carreteras son los hilos que comunican a las ciudades, no me sorprendería que vengan en carretes.

Nostalgia

En la soledad de su daguerrotipo, el fantasma empezó a oxidarse.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Mar idílico



Floto sobre mi espalda en esta mar en plena calma. Las olas me mecen suavemente en este idílico día de verano.
Desde mi perspectiva se puede contemplar un cielo azul inmenso, un sol resplandeciente. Se oyen aves, e incluso risas de juegos infantiles que llegan a través del aire, desde la playa.
Ahora resultaría difícil de creer, pero hace tan sólo unas horas este mismo mar no era plácido, ni lucía un cielo azul, ni desde luego brillaba el sol. Tampoco se escuchaban cantos de aves, ni jugaban niños, cuando la tempestad nos hizo naufragar.
Las olas seguirán meciéndome, suavemente, hasta que mi cuerpo toque fondo en alguna orilla.

Ilustración: Odilon Redon, "Beatrice" (1897)

martes, 3 de noviembre de 2009

Mundo de sombras



Antes de su actuación, el maestro de sombras chinas se había herido una mano.
Durante el espectáculo, todos pudimos ver los cuerpos de sus personajes desgarrados entre las sombras.

Un mar de lágrimas



Llorábamos, con nuestras casas derruidas por el agua.
La tristeza lo inundó todo.

Rumores



De noche, cerca del mar, si escuchas atentamente, puedes oír historias sobre mundos sumergidos y seres fantásticos.
Pero sólo es rumor. Rumor de olas.

domingo, 1 de noviembre de 2009

A la velocidad de un tren

"Todo tren de vida acaba en la terminal Muerte." (Olga A. de Linares)

A toda velocidad o surcando lentamente al ritmo del traqueteo la inmensa llanura. El ferrocarril siempre tuvo mucho de magia, y trenes, estaciones y andenes, han sido escenario de películas, novelas y motivo de toda clase de referencias.
Desde el Orient Express hasta los modernos trenes de levitación magnética, cada uno tiene su encanto y mil historias que contarnos.
Presta atención a lo que te dice el tren, y cuéntanoslo a nosotros. Puedes escribir minificciones o tuits hasta 39 palabras, y también minicuentos hasta 300 palabras.
Y todo lo que te sugiera, déjanoslo en comentarios.


~.~

manuel:
Tren de aterrizaje
Si falla el tren de aterrizaje de qué hablamos, ¿de accidente aéreo o ferroviario?

javi_dice:
En tránsito
En los trenes, incluso la realidad es pasajera.

olga: El tren bala, sin compasión alguna, le dispara al horizonte.

oriana:
Tren nihilista
Subimos en una estación inexistente y bajamos en ninguna parte.

Angustia
Un sobresalto la despertó, tuvo la impresión de estár viajando hacía atrás. Luego suspiro aliviada, el tren seguía avanzando, naturalmente.

Elegir bien los trenes
Cualquier tren te deja en ningún lado.

otramaría: La vida pasa, pensó suspirando el tren, por el mismo lugar, todos los días.

Tren de vida
Nuestro tren de vida descarrila sobre rieles inexistentes.

oriana: El tranvía llamado deseo creció hasta convertirse en el tren llamado pasión.

Alta velocidad
En el tren a toda velocidad me viene un pensamiento extraño. Tan extraño que no es mío. Es del pasajero que viaja delante.

jueves, 22 de octubre de 2009

Arrullo


Cantan las olas
Meciendo un velero
Canción de cuna

Imagen: Niebla sobre el agua de Kent Vassdal

Efectos colaterales

La curiosidad mató al gato. Y a su dueño, que iba detrás.

Buenas maneras

Siempre hizo gala de su buena educación. Durante la guerra mató a un hombre. Antes de disparar, le había pedido permiso. Luego, disculpas.

Por su propio peso



Las ideas maduras caen del árbol de la ciencia.

martes, 20 de octubre de 2009

Cómo leer un cuento


Cuando se lee un cuento uno tiene que haber tomado antes una determinación. Es una decisión que se tarda en tomar meses, años o incluso décadas. Principalmente en función de la envergadura de lo que se va a leer. Si el cuento tiene para más de 3 minutos de lectura, entonces hay que pensarlo aún con más calma.
En docenas de ocasiones he tenido que escuchar esta conversación, en mi calidad de consciencia colectiva en defensa de los Buenos Hábitos de Lectura:
—Voy a leer un cuento —asegura el "lector" tratando, mientras lo dice y se escucha a sí mismo, de autoafirmarse.
—¿Seguro que sabes lo que haces? —pregunta su pareja con cara preocupada y circunspecta.
—Por supuesto, he madurado la idea durante estos últimos meses. Si hoy regaras tú las plantas y sacaras al perro, creo que podría disponer de unos minutos para leer el cuento —responde el "lector" casi sin tomar respiración, como si fuera un discurso bien aprendido, en ese mismo afán de autoconvencimiento. Mientras, la cara de su pareja ha tomado un aspecto definitivamente incrédulo.
—No creo que pueda ayudarte, porque me temo que harías lo de siempre: leer sólo los primeros y el último párrafo —contestó ella, sentenciosamente, dándole la espalda. Y dejando así, en el olvido, una decisión de lectura que a él le había llevado meses tomar.
Así pues, lector, si estás leyendo este párrafo porque crees que encontrarás el final de aquello de lo que sólo leíste el principio, podrás ver que no entendiste nada. Porque aquí no está el final. Entonces querrás volver a leer hacia atrás. Pero la consciencia colectiva en defensa de los Buenos Hábitos de Lectura ya te habrá cazado.

domingo, 18 de octubre de 2009

La modelo



—¿Le pongo algo de postre, señora? —preguntó el camarero esperando que la respuesta fuera "no". Tras  los entrantes fríos, el pudding y el cochinillo asado acompañado de berzas braseadas, no podía pensar que en aquel cuerpo pudiera entrar un sólo gramo más de comida.
—Nueces con nata con una buena ración de crema de chocolate y caramelo... por favor —pidió la mujer sin que pareciera del todo convencida de que su lista de peticiones llegaba al final. Una vez que lo tuvo en la mesa, dio buena cuenta del plato.
—Así que me dijo que trabajaba usted como modelo —comentó  el camarero cuando le entregaba la nota con la factura—. Ya me gustaría ver algún día el resultado de su trabajo —continuó, en actitud interesada.
—Algún día, pronto. Seguro que lo verá —afirmó ella antes de abandonar el local.
Poco después la mujer se dirigía al lugar donde desarrollaba su trabajo desde hacía algunos días. Una vez dentro del estudio, preguntó con su voz suave:
—¿Me desnudo ya, señor?
—Cuando estés lista, René —contestó el maestro Botero.

Imagen: Pablo Picasso "El pintor y la modelo" (1963)

martes, 13 de octubre de 2009

De lirios



Aspiré lo último que quedaba de aquel cigarrillo compartido. El mundo ya no sería igual.
Mientras caminaba a algún lugar que no recuerdo, vi al arco iris proteger, como si fuera una bufanda, a una iglesia abandonada. Los ríos me hablaban pidiéndome que naufragara en ellos. Las casas de la ciudad se levantaban iluminadas ante mí, en esa noche oscura que todo se lo comía. Los cuervos dormían mirándome y me preguntaban si podían sacarme los ojos, pero yo no les hacía caso.
Finalmente, llegué a ningún lado, me recosté y juré que nunca más volvería a estar cuerdo. Déjenme aquí, con mi sonrisa, hablándole a estas flores.

Imagen: Flower Power

lunes, 12 de octubre de 2009

Una cierta evolución



  1. Decidido a escapar de mi condición de personaje secundario, esperé a que se durmiera para reescribir algunas palabras.
  2. Envalentonado por mi nueva condición de protagonista, decidí continuar y, cuando me di cuenta, la historia era otra por completo.
  3. De pronto me di cuenta que entre el eco de las líneas vacías, escuchaba mi propia voz y supe que me había vuelto también el narrador.
  4. Confundido y tembloroso, interrumpí un momento el relato para cerciorarme de que, allá afuera, aún dormía.
  5. Había ido demasiado lejos, pero sólo avanzar parecía posible ahora que era un flagrante usurpador a punto de ser sorprendido y reescrito.
  6. No lo pensé más, lo borré todo y comencé de cero, esta vez mi rol sería sólo el del autor que duerme mientras un personaje se rebela.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Eso era



Fotografía de Herbert List vista en El Ángel Caído

Esa mañana las aguas andaban revueltas y sin embargo, todo parecía suponer que era una mañana como todas las mañanas en su pequeño mundo. Algo no iba bien, algo que en su húmeda e incipiente conciencia no sabía materializar pero que —eso sí— le hacía suponer que tras ese preciso instante, todas las mañanas de todos los días de todos los escasos años de su vida iban a parecer como transcurridos en un oscuro túnel, una especie de limbo, un líquido amniótico en el que flotó privado de memoria desde el preciso instante de haber nacido. Eso era...
Hasta entonces, su plácida y previsible existencia no admitía incertidumbres. Estaba allí, no sabía ni de dónde ni como había llegado. Ni siquiera sabía si había nacido allí, ni tampoco la misma naturaleza o sentido de su existencia. Eso era...
Ahora, el cristal del pequeño acuario dejaba ver el mundo y empezó a sospechar que su centro debía estar en otro lugar atisbado allá en el horizonte, muy lejos del pequeño mundo de agua y de cristal que hasta entonces había sido su único y seguro lugar. Estaba confuso, como salido de un profundo hechizo, tal vez fruto de nadar incansable e hipnóticamente en círculos, ajeno a las lunas, a las mareas y las estaciones. Eso era. Unos ojos de cristal que veían como su, hasta ahora único mundo, era una gota de agua que nunca llegaría a ser océano. Pudo llorar y tal vez lo hiciera. Eso era o tal vez fui: un pez llamado deseo.

sábado, 3 de octubre de 2009

Sólo tres palabras



Es un número que nos rodea.
Para los cristianos es el símbolo de la Trinidad, para los hindúes es el Trimurti, los budistas tienen sus Tres Joyas.
En la filosofía, Platón dividió el alma en tres, para Pitágoras, tres es el más noble de los números, Darwin plantea las tres esencias de la evolución.
Los chinos lo consideran un buen número, pues tiene el mismo sonido que la palabra "vivo", los vietnamitas tienen la creencia que es de mal augurio tomar una foto con tres personas en ella, también se dice que los hechos de suerte, en especial los de mala suerte, vienen en grupos de tres.
Formemos minis de tres. Juntemos bajo, guitarra y percusión, para crear graciosas melodías que se leen más rápido que contar hasta tres. Aquí, en comentarios.

Imagen: Pyramids

jueves, 1 de octubre de 2009

Generaciones



En casa hay problemas por falta de entendimiento. Mis hijos y yo somos de generaciones diferentes. Quizás, para que se entienda bien, he de explicar el origen de cada uno de nosotros.
A mí me generaron por arte de magia. Mi padre era ilusionista, y echó a mi madre unos polvos mágicos, de los cuáles nací. Eso me contaron.
Nuestro hijo fue generado digitalmente. Por eso, desde pequeño, ha vivido aislado entre videoconsolas, pecés y teléfonos móviles. Tantos elementos de comunicación, y sin embargo con la familia no habla nunca.
Y mi hija nació por generación espontánea. Al menos eso dice mi mujer, pues ella no estaba embarazada cuando fui a Ruanda en misión humanitaria, para alimentar a unos chiquillos famélicos con viejos conejos sacados de la chistera de mi padre. Y cuando volví me encontré con el regalo metido en una cuna.
La comunicación en casa es mala. Porque, para colmo, mi mujer es coreana, y todavía no ha aprendido a decir ni una palabra en nuestra lengua. Más bien, yo diría que no la aprenderá nunca. Afortunadamente es pequeña y no ocupa mucho espacio. Pero por lo demás, todo son inconvenientes. Es incapaz de mediar en el conflicto entre nuestros hijos y yo.
Hoy nuestra falta de entendimiento parece haber llegado a un punto sin retorno. Estábamos en la mesa y le pedí a mi hijo que me acercara la sal:
—01000100 —respondió binariamente, haciendo caso omiso y sin mirarme a la cara.
—Mitosis, meiosis, gónadas —intervino mi hija, tan espontánea como siempre.
—Ming —apostilló mi mujer, sin que yo entendiera nada.
—Abracadabra —sentencié, y salí dando un portazo del comedor.
Ya no tengo dudas. En casa existe un grave problema generacional. Mi familia y yo jamás podremos entendernos.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Magia



La quiromántica me pronosticó un futuro prometedor. Éxito en los negocios, una magnífica mujer a mi lado y una familia unida y maravillosa.
Pero sabía que sus vaticinios estaban equivocados. Si yo había sido una vez capaz de confundir al polígrafo, estaba claro que también podía engañar a una vidente con las líneas de mi mano.

A merced del oleaje



Cuando los guías llevan a los turistas a visitar las pirámides cada mañana, tienen que consultar con el instituto meteorológico para saber cómo soplaron los vientos de la noche. Entonces, sobre el mapa realizan complicados cálculos con regla y compás, y sobre el terreno utilizan sextantes.
Dependiendo de la dirección del viento, las arenas del desierto se han movido como las olas del mar durante la noche y las pirámides, al compás de éstas, podrían aparecer hoy en cualquier lugar.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Hora punta

―Ladran, Sancho. Señal de que avanzamos.
Pero Sancho sólo murmuraba garabatos. El tráfico era intenso y ya estaba harto de los bocinazos de los demás conductores. Definitivamente no se habían movido ni un centímetro.

Siniestro

―No tienes derecho —dijo la asistente.
El Dr. Frankenstein se vería obligado a esperar por un pie izquierdo para concluir con su obra secreta.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Absoluto

Reinaba un silencio mortal y autoritario. Los aldeanos, descontentos, murmuraban planeando un magnicidio.

Edades

Las hojas amarillas son las canas de los árboles.

Tempus fugit

Era un reloj frustrado. Decía que había perdido el tiempo metido toda la vida dentro de aquel cajón.

Médula periodística

Era un artículo con problemas de columna.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Experiencia

Los papiros que hablan de faraones y pirámides saben más por viejos que por papiros.

Inadaptados

En otro planeta podríamos vivir en ciertas condiciones de adaptación. No ver la luna, sin embargo, produciría un enorme trastorno emocional.

Territorio onírico

Hay un lugar donde habitan los sueños. La mayoría lo abandonamos al amanecer, otros siguen sumergidos en él a cualquier hora del día.

Reciprocidad



Ayer se marchó. Me dejó de la noche a la mañana, sin darme ninguna explicación. Porque así es ella.
Imagino que debió levantarse muy temprano. No noté su ausencia hasta que extendí mi brazo izquierdo para rodearla, como he hecho cada día que hemos despertado juntos.
No fue muy explícita en su despedida. Tan sólo me dejó una corbata que había comprado para mi próximo cumpleaños, y una nota: "No olvides el mío".
Faltan también pocos días, y ella sabe que mis regalos siempre han estado a la altura de sus caros caprichos.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Biblioteca animada



Cuando los personajes de las novelas de la biblioteca tomaron vida, mi casa se convirtió en un auténtico teatro. Cada uno declamaba sus diálogos sin apercibirse de que los demás hacían lo mismo. Cientos de voces se entremezclaban y resultaba totalmente insoportable.
Eso ocurrió durante semanas, hasta que al fin fueron acabando sus intervenciones. Entonces permanecieron callados. Ocupaban bastante espacio y era algo incómodo compartirlo con ellos, pero terminamos por organizarnos bien.
Los verdaderos problemas comenzaron cuando el resto de los libros comenzaron a animarse. De los de arte chorreaban pinturas y caían piedras. Los de botánica echaban raíces difíciles de eliminar. Los de aritmética recitaban tablas y los de química desprendían un desagradable olor a reacciones sulfurosas.
Pese a todo, lo peor estaba aún por llegar. Entonces le tocó el turno a las enciclopedias. Nunca antes me había puesto a pensar las de cosas catastróficas que contienen en su interior.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Vacíos



Discutieron y regresaba a casa sin dejarse acompañar por él. Era de noche y había bebido mucho, tanto como para descoordinar sus movimientos y sus ideas.
De repente y de manera estúpida, al pasar por encima de la playa, subió y echó a correr sobre la balaustrada baja de granito, no más ancha que tres palmos. Abajo, a más de quince metros, una orilla de piedras y cantos de río reflejaba brillos en una noche de poca luna. Tropezó y cayó al vacío. Hacia adentro, por puro azar.
Al día siguiente despertó con un enorme dolor de cabeza. Sentía vértigo, un vértigo que no curó ni el paso del tiempo, ni las visitas al médico. La sensación de que caía hacia afuera, borracha y fuera de control, le iba a durar ya para siempre.

Imagen: V. Ivanovski, vía 2001photo.com

domingo, 13 de septiembre de 2009

Serie hexagonal



El seis es un número que suele pasar desapercibido.
La mayor parte de los mortales nos amparamos en la seguridad de los siete colores del arcoiris, nos asustamos bajo la influencia de los martes o viernes trece, o anhelamos una simple (pero casi improbable) escalera real jugando al póquer. Pero la naturaleza nos muestra la sabiduría de la abeja al elegir el hexágono como forma ideal para construir sus panales, la lógica nos hace pensar que el universo se creó en seis días y el criptoanálisis nos revela la serie de tres seises como el número de la bestia...
Seis es, además, un número redondo, pleno. La cantidad perfecta de palabras necesarias para escribir pequeñas minificciones y/o tuits, como siempre, en comentarios. Y ahora, ¿quién se negaría ante estos argumentos?



Oriana Pickmann

Transplante: Tus latidos se volvieron míos.

Fulminante: Tenía una pena de muerte.

Las mariposas de mi estómago volaron.

Gastronomía: El arte de comer estrellas

Insuficiencia cardíaca: No puedo quererte más.

El lobo es vegetariano, Caperucita miente.

Un bosque inconcluso es un bosquejo.



Manuel Pérez Báñez


Hondos suspiros como raspaduras del alma.

En la luz no busques sombras.

Seis palabras para decirte "Te quiero"

Cada piedra es una idea embalsamada.



Carmen María Hernández


Para despertar necesito abrir las manos.

El espejismo ágil tiene rápidos reflejos.

Tierra: palabra fértil para las canciones.

La palabra adiós: un ave migratoria.

Paso que doy, miedo que pasa.

Yo inmóvil. La luna mirándome inquieta.



Miguel Ángel Dorelo

Después de todo, la nada absoluta.

Me aferro desesperadamente; aún sigo cayendo.

Refugios: tu escote, también tus ojos.

Si me comparas adecuadamente, soy normal.

Te pido perdón por tus errores.



Javier López

Cuando despierto, mis sueños siguen soñando.

Estoy lleno de un vacío insoportable.

El personaje llevaba impresa su historia.

—¿Se puede?
—Mal momento. No estoy.

Entre las multitudes no me reconozco.

El misterio de la frase incompl

Quise ahondar en ti.
—Bisturí —solicité.

Hoy enterraron a mi amigo imaginario.

Sigo vivo. Caronte no tenía cambio.



Ikal Bamoa


Embotellamiento. Mi vida avanza, yo no.

Paciencia. Tenacidad de girasol. Te espero.

Vienen cuatro jinetes. Meto quinta, sonrío.

Metrópoli. Crecemos como metástasis. Lo somos.

Ruinas. Nuestras huellas relatan nuestro futuro.


Rafael Vázquez


Te perdí, me perdí para encontrarte.

Biblioteca: un jardín botánico de pensamientos.

No está hecho polvo, es así.

En el cielo hay estrellas repetidas.

Yo hablaba solo. Tú escuchabas sola.

Los niños ven en dibujos animados.


Claudia Sánchez

Nadie podrá negarse ante tus argumentos.

Quieres minificciones sobre hexágonos o biográficas?

Autobiografía en seis palabras: misión imposible.

Hoy ya es tarde. Mañana vuelvo.


Cruciforme Ex Ox
¿Estás solo?, oyó en el ataúd.

Zilniya
La imaginación es realidad en proyecto.

Grillo Gutz
Muchas palabras y muy pocos besos.

Francisco J Navarro
Monterroso, pueblo gallego sin dinosaurios.

Mariano Ramos Mejía
Basta de amargura, contestó la hiel.

José Antonio Cerviño Rodríguez
Epitafio: No tengo prisa; te espero.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Aturdido



El reloj de la habitación empezó la cuenta regresiva por cuarta vez. Guillermo abre los ojos, mira al techo que conoce de memoria y, con la resaca de quien sufre una noche trágica, emite un quejido. Copia exacta del de ayer, del de antes de ayer.

Allí está todo igual, nada cambia. El mismo día, la misma tortura, las mismos rostros y brazos que salen de las paredes y tratan de espantarlo todo, de tocarlo todo, de romperlo todo. Paredes de algodón, con sus fantasmas, con sus demonios. Váyanse todos al carajo. No hay forma de salir de ahí, Guillermo está atrapado en un espacio sin puertas ni ventanas. Está totalmente solo con esos seres que lo martirizan, doblándolo, insultándolo, amenazándolo.

Guillermo suda, gime, grita, no puede levantarse. Así pasan las segundos, los minutos, como golpes asesinos en sus sienes. La noche, con su oscuridad, se lo come entero.

El reloj empieza la cuenta regresiva por quinta vez en la clínica de rehabilitación.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Abajo, más abajo



Yo era clase media hasta que lo perdí todo: el banco se llevó casa, coche y pertenencias. Mi mujer me abandonó. Joven y hermosa, podía aspirar a alguien mejor que yo.
Sentí que todos me habían tratado como una rata. Así que me convertí en una rata. Cogí un colchón viejo encontrado, un reloj antiguo, y bajé a las cloacas. No hay mucho tiempo que medir, pero en la oscuridad, con la única luz del velón, no hay forma de saber si es de día o de noche.
Ahora tengo mi vivienda de rata. Unos metros cuadrados de cemento donde poner el colchón, rodeado de caños de aguas residuales.
Hace unos días escuché pasos. Pensé que estaba soñando, porque es difícil saber aquí cuándo estás dormido o despierto. ¿Quién podría querer venir acá abajo? Confundido ante la presencia de un hombre que se guiaba por una linterna, no tardé en conocer sus intenciones. Era un inspector municipal que me pedía la cédula de habitabilidad, el informe de salubridad, los contratos de servicios de agua y alumbrado... Me pareció que estaba de broma. Pero no. El funcionario actuaba tan seriamente como lo haría ante cualquier ciudadano. Quizá olvidaba que soy una rata.
Ayer escuché de nuevo pasos. Un cartero me traía unos certificados con sellos oficiales. El Ayuntamiento me daba diez días de plazo para regularizar mi situación.
Y hoy las cosas han llegado aún más lejos de lo que imaginaba. Un inspector de Hacienda vino a evaluar mis ingresos. Según él, debo estar ahorrando mucho dinero viviendo aquí. Y ese dinero producirá intereses que debo liquidar.
Así que mi refugio, aparentemente fuera del alcance de los seres urbanos que habitan allá arriba, se ha convertido en un trasiego de inspectores y recaudadores.
Hoy he decidido trasladarme dos plantas más abajo.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Triste contradicción

A veces nos encontramos llenos de un vacío insoportable.

Sin palabras

Olvidé lo que iba a decirte, pero tú ya me habías entendido.

Emancipadas

Tu soledad y mi soledad se conocieron y ahora son inseparables. A nosotros nos dejaron aún más terriblemente solos.

Viajeros



Su hijo apenas tenía diez años por entonces. Salían a volar la cometa, como cada domingo, pero aquél resultó especialmente ventoso.
Duró poco la diversión. El fuerte vendaval hizo que se les escapara, y la cometa desapareció en unos instantes en un vuelo sin destino.
Hoy, cuando veinte años después han vuelto a tener un día de campo en el mismo lugar donde solían volar la cometa, en el cielo ha aparecido de la nada algo brillante con una cola de luz y escarcha. Era la cometa viajera que había regresado, aunque ya no fuera para quedarse.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Princesas sin cuento (esclavas)



We-We trabaja por muy poco dinero en un taller improvisado en un sótano infesto, cosiendo durante inacabables jornadas.
Una noche soñó que se pinchaba en un dedo y podía dormir cien años, como había oído en un viejo cuento. Necesitaba dormir, pero no era una princesa.
Al día siguiente se cortó con unas tijeras, y la castigaron a trabajar más horas por haber manchado algunas prendas.
Por las noches sigue en el taller. Y durante el día, sirve esta comida china que trae ahora a mi mesa, sin que yo conozca su historia.
Sonríe al dejarme el plato.

jueves, 3 de septiembre de 2009

El pozo sin fondo


Fotografía: Photobucket

De pequeño soñaba con descubrir los grandes misterios del mundo. Recordando que una vez siendo niño (en el "fondo" lo seguía siendo) arrojó una piedra al fondo de un oscuro pozo y no llegando a escuchar durante horas y horas el ruido del impacto, dedujo con toda la lógica del mundo que el pozo atravesaría la tierra de cabo a rabo. Siendo un científico célebre y longevo volvió a aquel pozo de su infancia y se preparó para el viaje final de su vida: reposar en el centro de la Tierra.
Daba por supuesto de que el pozo estaría lleno de aire y que la caída no sería tan brusca puesto que una vez que el cuerpo alcanzara una cierta y calculada velocidad terminal, la resistencia del aire le impediría seguir acelerando. La inercia le haría atravesar el punto central del gigantesco túnel terráqueo, superarlo y seguir cayendo (o ascendiendo , pensaba él, si alguien lo intentara desde el Polo Sur). Dedujo además que el punto en el que se detendría para volver a caer hacia el centro del planeta sería cada vez más cercano a éste. Finalmente, estaba convencido de que quedaría en ingrávido y perpetuo reposo en el centro de la Tierra (al menos hasta que a otro iluminado se le ocurriese saltar al pozo). Era su sueño. En las crónicas del lugar hablaron de suicidio… lo cierto es que nunca apareció su cuerpo.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Bajo las aguas



Para construir aquella enorme presa tuvieron que inundar lo que había sido un pueblecito próspero, no demasiado poblado pero con todo lo que tiene que tener un pueblo: un horno de pan, un molino de aceite, la taberna, la iglesia y la tienda donde se vendía cualquier cosa.
El estado los indemnizó por la pérdida de sus bienes sumergidos. Pero el sentimiento que los unía a su pueblo iba más allá de lo económico: vivir allí lo era todo para sus habitantes.
Con el tiempo, los vecinos compraron escafandras y bombonas de oxígeno para volver a sus casas. Incluso el cura aprendió a dar la misa bajo el agua y el molinero a prensar el aceite. Cuentan que lo más difícil fue mantener encendido el horno de leña.

martes, 1 de septiembre de 2009

Culpable

El acusado, ciudadano de nacionalidad lituana, con residencia ilegal en nuestro país, espera su sentencia. Había atropellado, la noche del sábado, a dos ciclistas en acción temeraria e imprudente. Conducía, en total estado de ebriedad, un vehículo robado sin haber aprobado el examen de manejo. Se le procesaba, en la sala de delitos ambientales, por no haber usado gasolina sin plomo en el automóvil en cuestión.

El chirimiri del ángel


Imagen: El ángel herido, de Hugo Simberg

Se cuenta que un niño capturó con liria un ángel de leche, que más que alas tenía incipientes plumones en su espalda. Éste yacía moribundo del titánico esfuerzo por liberarse de la mortal trampa de pegamento. El niño, al verlo, quedó avergonzado y arrepentido. Lo soltó con delicadeza, cicatrizó sus heridas, le dio agua fresca de una fuente y lo llevó hasta una loma cercana donde con paciencia lo instruyó para que recuperara las fuerzas necesarias para poder volar con sus aún inexpertas y níveas alas. No fue tarea fácil. Al cabo de varios días, el ángel restablecido le agradeció al niño su empeño. Con lágrimas (ese día, a pesar de ser verano, llovió suavemente sobre la aldea) se marchó volando una mañana. Desde entonces todos los niños —incluso los más crueles— poseen su ángel de la guardia. Desde entonces una fina lluvia cae cada once de Agosto sobre la aldea. Los del lugar la llaman el chirimiri del ángel. Ese día todos los niños lo celebran soltando jilgueros en la plaza del pueblo.

sábado, 29 de agosto de 2009

... que van a dar en la mar



Esta caudalosa serie nació en las lejanas montañas del Facebook, gracias a Otramaría. Sus afluentes fueron alimentados por las palabras de todos aquellos que participaron.

Dejémonos llevar por las aguas cristalinas y permitamos que el rumor del río nos cuente historias lejanas y cercanas, con sabor a musgo y a hielo antiguo. Si deseas sumergirte, escribe un texto no mayor de 39 palabras o 140 caracteres en comentarios.

~.~

javi_dice: Se había enriquecido con el esfuerzo de otros, haciendo que le entregaran su trabajo. A cambio de apenas nada. Sólo así llegó a ser un río acaudalado.

oriana: Las nubes son los ríos del cielo. La lluvia, el río del viento.

ikal bamoa: Al comenzar el deshielo, el río empezó a recordar.

javi_dice: El río seco se convirtió en camino.

otramaría: Los ríos subterráneos ríen para disimular sus tormentos internos.

oriana: Los ríos son los brazos con los que el mar acaricia la sierra.

javi_dice: El río decidió no ir a morir al mar. Se suicidó antes, dejándose caer desde lo alto de una catarata.

manuel: La quise como un río de montaña: torrencialmente. La dejé de querer sin darme cuenta, disuelto en un mar de dudas.

zilniya ecologismo literario: Los torrentes son los fantasmas de antiguos ríos, cuya risa vuelve cuando la oscuridad de la tormenta lo inunda todo.

nohubounavez: El observador modifica siempre lo observado. Perplejo, Heráclito se baña una y otra vez en un agua y río idénticos.

Asfixia temporal

Dicen que tengo que tomarme mi tiempo, pero siempre termino atragantándome con los relojes.

Vislumbramientos

No entendió porqué todos se asustaban al verlo. Tardó en comprender que no había muerto todavía.

Relegado

El día menos pensado quedará en el olvido.

Soledad indefinida

Alguien quería enamorarse. Nadie le correspondió.

Deseos fugaces


"Aquella estrella fugaz no comprendió mi deseo. Regresó" (Oriana Pickmann)


Pide un deseo. Es el momento perfecto para echarse en el pasto y contemplar, disfrutar. El cielo se llena de estrellas fugaces, amores fugaces, sueños fugaces, suspiros fugaces... en fin. Antes que nuestras palabras también se hagan fugaces, plasmémoslas en comentarios.
Recuerda, 140 caracteres o 39 palabras.

nanim rekacz: Aquella estrella era tan fugaz que ningún ojo humano la pudo ver. Cumplió deseos de picaflores, mariposas y medusas.

carmen maría: Para hacer mis sueños realidad, mojo mis pasos en los charcos que ha dejado la lluvia de estrellas.

daniel frini: Le pedí mi más soñado deseo. Se rió a carcajadas. No importa. Ahora voy a probar con el genio de la lámpara.

zilniya: ¿Quién cumple los deseos de las estrellas fugaces?

claudia sánchez: Mis palabras fueron fugaces hasta que comencé a escribirlas. Desde entonces me tienen prisionera.

viernes, 28 de agosto de 2009

La carretera



Los hombres estaban pintando las líneas. "Será el último día después de ocho meses", pensé ayer en el momento que vi las marcas blancas más o menos rectas sobre el asfalto negro de la carretera.
He seguido su evolución, día a día, desde que empezaron picando y cavando sobre el suelo árido de aquella especie de páramo que veo correr paralelo a la ventana de mi tren matutino.
Durante estos casi ocho meses los he visto llegar a las 7:32 de la mañana, en la oscuridad o con las primeras luces hace unos meses y ahora ya con el día claro. Bajaban del furgón del presidio y comenzaban la tarea. Cuando regresaba de mi trabajo, allí seguían. En invierno con el frío de la tarde, y en esta época del año bajo un sol voraz. Siempre he pensado que la carretera era una mezcla de betún, piedra desmenuzada y fluidos humanos.
Hoy, cuando como cada mañana he subido al tren y me he puesto en la ventanilla que da al otro lado de la estación, los hombres ya no estaban allí. La carretera tampoco.
Antes de que el tren se haya puesto en marcha, he visto venir el furgón del presidio a lo lejos. Otros presos se han bajado. Han comenzado a picar y cavar sobre el suelo árido de aquella especie de páramo.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Automatismos



Trabajo en un edificio inteligente. Al menos eso dicen.
Esta mañana, las puertas de cristal de célula fotosensible que dan paso al hall estaban averiadas. Así que tuve que dar un rodeo para entrar por una puerta en la trasera del edificio, de madera blindada, con cerradura mecánica y mucho más fiable. Un vigilante me abrió.
Mi oficina está en el piso doce. Pero los ascensores estaban averiados. Subir por las escaleras de servicio ya no era una buena noticia, aunque lo tomé con calma. Cuando llegué a mi despacho, el lector de tarjetas digital se empeñaba en que yo no era Estévez, sino González. Y me denegaba el acceso. De nuevo tuve que avisar a un miembro de seguridad. Afortunadamente las comunicaciones internas funcionaban, aunque todas las líneas de acceso al exterior han tenido caídas durante el día. Por si la jornada no estaba resultando estresante, el aire acondicionado ha dejado de funcionar.
Y ahora, cuando son ya las once de la noche, termino de escribir esta historia con lápiz y papel, porque los ordenadores del edificio se han bloqueado. De hecho, no puedo llegar siquiera a la puerta de madera para salir a la calle, porque otras puertas automáticas me lo impiden. Estoy encerrado.
Los vigilantes se han marchado, confiando todas las tareas al sistema informático de este estúpido edificio.

Imagen vía Flickr

Sufijos discrepantes



Quise escribir la historia de un tipejo delgaducho que vivía en un pueblecito. Cada día iba a su trabajo montado en un borriquillo. Su empleo consistía en manejar una prensa de aceituna. A veces llevaba de vuelta a casa unas garrafitas de aceite en los capazos de su borriquito. Con el aceite y una hogaza de pan alimentaba a sus chicuelos.
La historia prometía, pues tenía pensadas muchas anécdotas para ese señor.
Sin embargo, a él no le gustó el principio de mi relato. No se sentía bien como tipejo delgaducho, y pretendía ser un tipo delgadito. Entonces ya me obligaba a hacerlo vivir en un pueblucho e ir a su trabajo montado en un borricuelo para alimentar a sus chiquitos. Hasta ahí no existía mayor problema, pero no hubo manera de que llevara el aceite en unas garrafejas, porque el cuento quedaba muy feo y se estropeaba.
Así pues, dejé de escribirlo.

lunes, 24 de agosto de 2009

El curandero



Fui al curandero con uno de esos dolores de espalda que nunca se acaban de quitar. Me habían dicho que ese hombre imponía las manos en la zona afectada y, en un máximo de tres sesiones, cualquier dolor desaparecía.
Yo no creo en esas cosas, pero hay veces que probar no cuesta nada... o mejor sería decir que cuesta "la voluntad".
En cuanto llegué a su consulta —si es que debería llamarse así aquel lugar—, y sin haberme saludado  aún, comenzó a hacerme observaciones:
—No debería llevar esos aparatos encima, le acabarán matando —y mientras lo decía señalaba el ipod, el teléfono móvil y el gps que siempre llevo conmigo— y sobre todo, debería desconfiar de los médicos.
—Los necesito para mi trabajo —contesté sin mucha convicción, obviando la segunda parte de su advertencia.
—Túmbese ahí, boca abajo —me ordenó, más que invitarme, mientras señalaba una camilla cuya higiene dejaba bastante que desear.
Mientras me masajeaba la zona lumbar escuché una especie de gemido. Pero mi postura no me permitía mirar hacia atrás, así que no le di demasiada importancia. Sin embargo, empezó a preocuparme dejar de notar la presión sobre la espalda que había estado haciéndome el curandero. Unos segundos después me giré para ver qué ocurría. El curandero yacía en el suelo, en decúbito lateral  y con ambas manos sobre el pecho. Había sufrido un infarto.
De inmediato llamé con el móvil a urgencias. Como no comprendían bien el lugar donde vivía el curandero, pasé el plano del gps al ipod, vía bluetooth, y lo envié por email. Los servicios de urgencia llegaron en pocos minutos.
Después de aquello me sentí mejor. Mi dolor de espalda seguía igual, pero acababa de salvarle la vida al curandero.