El herrero, dado el poco filo del utensilio que le adjudica el proverbio, tuvo que matar a su mujer a golpes.
No así el carpintero, que pudo liquidar a la suya con limpias, exactas cuchilladas.
sábado, 15 de noviembre de 2008
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2 comentarios:
Ufff, escalofriante relato. Asustan los personajes del herrero y el carpintero y su locura transitiva y transitoria.
Muy bueno Olga.
Las palabras de Olga siempre están del lado de la belleza, hasta en los crímenes.
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