viernes, 19 de diciembre de 2008

Condena

Cuando se durmió el cuerpo que estaba obligada a habitar, lo miró con disgusto mientras abría las alas. No había peor castigo que regresar, todos los días, a esa pesada arquitectura incapaz de vuelo alguno.

2 comentarios:

Javier López dijo...

Muchas veces he regresado a esa pesada arquitectura, en noches en las que, por algún misterio, mis sueños han sido un vuelo tan increíble como placentero. De esos sueños que nunca puedes olvidar, porque vives una "experiencia" única, con tanto valor como las mejores experiencias de la vigilia. Ya hace mucho tiempo que no me ocurre. La pesada arquitectura, se impuso.

Olga A. de Linares dijo...

Pero a la larga, no puede. Aunque yo también extraño, últimamente, algunos sueños maravillosos que supe tener, confío en volver a ellos algún día. O mejor dicho, noche.